Madeleines

A veces los dulces más sencillos y de toda la vida son los que más disfrutamos. Por eso esta semana os traigo la auténtica receta de uno de los bizcochitos más representativos de Francia: las magdalenas. Siguiendo la receta tradicional, las he preparado con miel, en este caso con miel de brezo artesanal que aporta a las magdalenas un sabor característico a caramelo. Aprovecho la ocasión para dedicar esta entrada a José Antonio por haberme traído de su pueblo esta maravillosa miel y le mando todo mi apoyo para que se recupere pronto.

 ¡Pero antes un poco de historia! Varias regiones de Francia se disputan el origen de las magdalenas. Los loreneses lo atribuyen a Madeleine Paumier, quien las sirvió por primera vez como postre durante una recepción que dio el rey Stanislas en 1755 en su castillo de Commercy. Al monarca le gustaron tanto que les puso el nombre de la sirvienta. En cambio, los lemosines afirman que las magdalenas se crearon en su región mucho antes, cuando comenzaron los peregrinajes a Santiago de Compostela. Parece ser que entonces una joven llamada Madeleine ofrecía bizcochitos cocidos en conchas en honor a los pelegrinos. Fuera como fuese, hoy en día siguen siendo una especialidad de Commercy, aunque se comen en todo el país. Mundialmente conocidas y consumidas, dieron su origen a los famosos muffins y cupcakes americanos.

 

♦ RECETA ♦

280 g de harina
225 de mantequilla
100 g de miel (en este caso de brezo)
50 g de azúcar moreno
15 g de levadura química
4 huevos
Opcional: vainilla, ralladura de limón, chocolate en polvo, té verde, etc.

 

En una fuente, batir a velocidad máxima los huevos enteros con el azúcar hasta que la mezcla espume, blanquee y doble de volumen. Añadir la miel, así como la harina y la levadura tamizadas, y mezclar bien con una varilla. Se obtiene una masa bastante espesa. Dejar reposar una hora en la nevera.

Pasado este tiempo, fundir la mantequilla y añadirla aún caliente (pero no demasiado) a la masa reposada.

Mezclar suavemente hasta que la masa quede lisa. Éste es el momento para añadir los aromas deseados: vainilla, limón o naranja rallados, chocolate, etc. (ver Consejos y trucos). Dejar reposar al menos una hora en la nevera.

Pasado este tiempo, precalentar el horno a 200 ºC con ventilador. Untar de mantequilla los moldes (este paso no es necesario si se utilizan moldes de silicona) y rellenarlos casi hasta arriba (más o menos una cucharada sopera de masa para un molde tradicional en forma de concha).
Hornear durante 8 o 9 minutos hasta que las magdalenas hayan subido en el centro y estén doradas en los lados.

 

♦ CONSEJOS Y TRUCOS ♦

 

• Podéis añadir a las magdalenas los aromas que más os gusten: chocolate, crema de pistacho, frutas rojas, té verde, etc. Solo hay que tener en cuenta que estos ingredientes pueden modificar la textura de las magdalenas, por lo que hay que añadir poca cantidad (generalmente una cucharilla de las de café del aroma elegido).

• Para que las magdalenas adquieran esta forma tan peculiar (es decir que suban en el centro), es importante dejar la masa reposar en la nevera al menos una hora después de haberle añadido la mantequilla. Hay que precalentar el horno con la bandeja dentro, ya que el contraste de la masa fría con la bandeja caliente favorece el crecimiento de las magdalenas.

• Hay que desmoldar las magdalenas y dejarlas enfriar en una rejilla inmediatamente después de sacarlas del horno para evitar que se reblandezcan.

• Se puede conservar la masa cruda varios días en la nevera en un recipiente hermético. Una vez horneadas las magdalenas, se deben conservar en una bolsa de congelación para que no se sequen.